Poner en una olla la manzana cortada en trozos, la miel, el azúcar mascabado, la canela en polvo, las pasas y los arándanos, el té limón entero, la leche de avena, las hojuelas de avena y la mantequilla. Llevar a cocción para que la avena no sea cruda y para que se integren los elementos del sabor. Retirar del fuego, quitar el té limón, licuar y reservar en un tazón.
Batir la crema hasta que forme picos suaves y reservar a temperatura ambiente. Hidratar la grenetina con el agua marcada (32 g) y reservar.
Hacer un merengue italiano: batir las claras hasta que estén casi a punto de turrón (forma picos firmes pero que doblan su punta) y llevar a ebullición el azúcar con el agua para hacer un jarabe para pasteurizar el huevo. La temperatura debe ser a 116–118°C pero si no se cuenta con un termómetro, usar un tenedor para que al meter y sacar del jarabe y al soplar entre los dientes, salga una burbuja como de jabón (es un truco cuando no se tiene un termómetro). Retirar el jarabe del fuego y agregarlo poco a poco en forma de hilo a las claras batidas sin dejar de seguir batiendo. Una vez incorporado todo el jarabe, continuar batiendo para enfriar la preparación y alcanzar el volumen máximo.
Unir con delicadeza el merengue italiano con el puré de sabor manzana y avena. Agregar la crema batida con delicadeza. Agregar el Limoncello.
Derretir la grenetina durante 10 segundos en el microondas hasta que esté líquida (no debe hervir) e incorporar a la preparación anterior.
Verter sobre los moldes con la base de bizcocho y refrigerar. Se recomienda el uso de acetatos de papelería en los aros para que no se pegue la mousse a sus paredes.