Las enfermedades cardiovasculares continúan siendo la primera causa de muerte desde hace mas de dos décadas, en el 2018 causaron mas de 17.8 millones de muertes, los factores de riesgo asociados son hipertensión, diabetes mellitus, tabaquismo y dislipidemia. Estos factores de riesgo se asocian a malos hábitos saludables, principalmente por una mala alimentación y falta de ejercicio que condicionan la obesidad o sobrepeso, que a su vez con el principal factor de riesgo para hipertensión y diabetes.
El colesterol sérico elevado o dislipidemias también son un factor de riesgo silencioso para enfermedades cardiovasculares, puede asociarse a un historial familiar por lo que se pueden presentar a edades tempranas, se recomienda establecer el diagnóstico cuando existe antecedente familiares, el tratamiento es con el uso de estatinas, aunque existen múltiples efectos secundarios, por lo que un enfoque dietético para el abordaje de los factores de riesgo como las dislipidemias e hipertensión deben ser una estrategia clave para prevenir las enfermedades cardiovasculares y otras alteraciones metabólicas.
Durante la pandemia los pacientes tienen mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares debido al confinamiento, ya que se ha incrementado el sedentarismo, la mala alimentación, mayor estrés y afectación emocional, por otra parte existe pobre seguimiento de sus enfermedades por el temor de acudir a los consultorios u hospitales, sin lograr las metas de tratamiento; por lo que insistir en los estilos de vida saludables debe ser un objetivo primordial.
Se ha observado un mayor riesgo de infarto agudo de miocardio durante la navidad y en las vacaciones de verano, particularmente en paciente mayores y con enfermedades crónicas, lo que sugiere un papel desencadenante en individuos vulnerables. El mayor riesgo se ha observado en la noche buena hasta en un 37%. Existe una variación circadiana en el riesgo de infarto de miocardio, con mayor riesgo durante las primeras mañanas y los lunes, principalmente en pacientes mayores de 75 años y en aquellos con diabetes y antecedentes de enfermedad de las arterias coronarias.
El primer estudio que demostró el efecto de la avena en la reducción del colesterol fue en 1963, el efecto se atribuye principalmente al β-glucano contenido en la avena, así como a aminoácidos esenciales y compuestos fenólicos. Múltiples estudios han demostrado que una cantidad de 3 a 5 gr al día por 2 a 12 semanas se han relacionado con una reducción del 11% del colesterol, 9% del colesterol LDL, colesterol no HDL y apo B; por lo que la inclusión de alimentos que contienen avena puede ser una estrategia para alcanzar los objetivos de reducción de las enfermedades cardiovasculares y prevención del cáncer; sin embargo, su consumo y producción mundial son mucho menores en comparación con los cultivos básicos de trigo, maíz, arroz y cebada, en parte se atribuye a una falta de diversidad de productos disponibles que contienen avena. La presencia de β-glucano incrementa la viscosidad del contenido intestinal, que a su vez reduce el vaciado gástrico, también puede intervenir en el metabolismo de las sales biliares y reduce la absorción de nutrientes.
El aumento de la comprensión de la complejidad de las relaciones entre nutrientes y enfermedades ha cambiado el marco para la prevención de las enfermedades cardiovascular por lo que además de centrarse en el contenido de macronutrientes de las dietas a los alimentos y los patrones dietéticos, es importante aumentar el contenido de alimentos ricos en β-glucano.
Por lo anterior y con el advenimiento de las fiestas navideñas se recomienda insistir en tener una mejor alimentación, realizar alguna actividad física, control y seguimiento de los factores de riesgo principalmente en pacientes de edad avanzada con predisposición de enfermedades cardiovasculares.
Dra. Gabriela Borrayo Sánchez
Presidente ANCAM
ancam.org.mx