Lo primero que deben hacer es tomar una charola de 20 x 20 cm y cubran con papel encerado o pergamino y rocíen de forma generosa con aceite en aerosol antiadherente para cocinar.

El siguiente paso es hacer la base, para ello vamos a necesitar un tazón grande para mezcla el huevo con la miel (maple o de abeja) y vamos a batir hasta que se integren muy bien. Después agreguen la harina de almendra, la avena, la harina de coco, la canela y la sal y batan hasta que se integren muy bien todos los ingredientes. El siguiente paso es añadir el aceite de coco y para mezclarlo vamos a usar un tenedor para que se distribuya uniformemente y la mezcla tome una consistencia de arena húmeda. Ya que esté lista pongan una taza de esta mezcla en la bandeja y usen sus manos para presionar la masa hasta el fondo y que quede lo más parejo posible. El resto de la mezcla pónganla en el refrigerador que la vamos a usar para la cobertura. Dejar la charola a un lado.

Ahora van a cocinar los arándanos, los cuales deben a colocar en una olla mediana para cocinarlos a fuego medio con la miel, la vainilla, la harina de tapioca o maicena y la pizca de sal. Usen un aplasta papas o una cuchara de madera para aplastar los arándanos y se mezclen bien con el resto de los ingredientes para lograr una pasta. Dejen que hiervan y luego bajen el fuego a bajo y cocinen por unos 2 a 3 minutos. Traten de que quede una mezcla homogénea y si necesitan hidratar un poco más los arándanos agreguen agua y dejen que se consuma, esta pasta la pondremos sobre la costra que hicimos antes.

Cuanto esté lista, dejen que enfríe un poco y precalienten el horno a 170ºC. Ya que esté tibia esparzan sobre la costra en la charola y luego la van a cubrir con la mezcla de costra que tienen en el refrigerador para hacer un especie de sándwich. Horneen por espacio de 25 a 30 minutos, dependiendo de su horno y altura de la ciudad en la que viven, el relleno debe estar burbujeando y la costra debe estar dorada. Saquen del horno y enfríen completamente sobre una rejilla o la misma charola. Ya que estén frías colóquenlas en el refrigerador para que tomen una consistencia más firme. Dejen ahí por lo menos un día. Pasado ese tiempo corten en barras o cuadros entre medianos y pequeños, pueden servirlas a temperatura ambiente.