Este artículo lo hacemos para honrar a una de las finalistas del concurso de recetas del pasado Febrero que recibió más votos por su creatividad: Rosa Melnik Gutiérrez con sus Barritas de avena y parmesano.
La avena es un cereal muy nutritivo, económico– además de las marcas comerciales que encuentras en el supermercado, la puedes comprar a granel en cualquier mercado- y además versátil. Sus copos sirven para decorar panes y panquecitos, para acompañar fruta o con leche; en su forma molida se puede usar para empanizar, para para hacer galletas, hotcakes, panes, crepas; en su forma entera su puede usar para hacer risotto o “porridge” al estilo escocés; como ingrediente para papilla para bebés e incluso para muchas bebidas como leche vegetal, horchata y atole. Lo bueno de la avena es que como cualquier cereal, tiene un sabor neutro, por lo que va bien con cosas dulces, saladas e incluso con lo umami. ¿Conoces este sabor?
Hay en realidad 5 sabores básicos: dulce, salado, amargo, ácido y umami. Éste último tal vez no sea tan fácil de describir, pero lo vamos a intentar. El umami es descrito como un sabor agradable y duradero, que ayuda a resaltar otros sabores y un poco parecido a un consomé de carne o de pollo. Así como la azúcar hace las cosas dulces, el glutamato hace las cosas umami. El glutamato se encuentra naturalmente en muchos alimentos como algas, carne, té verde, tomates, champiñones, espinacas, y todos aquellos alimentos añejados o fermentados. Es aquí donde hace su triunfal entrada el queso parmesano, que contiene grandes cantidades de glutamato. Un plato de pasta no es lo mismo sin una generosa espolvoreada de parmesano rallado, resalta los sabores de la salsa que acompaña el platillo…hasta que acabamos por querer lamer el plato.
No esperes más y prueba a hacer estas barritas de avena saladas, pero no olvides buscar un buen queso parmesano, tus papilas gustativas te lo van a agradecer.